02 novembro 2012


Cuando te llene por última vez la copa de vino
No me cuentes tus otras vidas
Deja tu sonrisa sin manos
Tus manos deja cerca de las mías

Cuando te suelte el pelo
No desfiles tus defectos ni muestres las canas escondidas
Recuerda que el fuego, de todos nuestros enemigos
Es el que menos discrimina

Cuando te baje la blusa
Deja la luz encendida
Dibujar oscuridades en tus curvas

No endurezcas en vano la carne tibia
Deja que se hunda con la presión de mis dedos
Que tu expresión un poco dura no venga de ahora, sino de lejos
Y que se borre de a poco como un sueño amanecido

Cuando te levante un poco los senos y los contemple
No me recuerdes que dieron leche y fueron vida
No pienses, no digas, mujer, siéntelos en mis manos todavía

Cuando finalmente te acueste
No estés fuera mirándonos, mirándote
No busques la toma perfecta, no te inmuevas, no te alejes
Quédate conmigo, mírame a mí
Porque cuando ya me haya ido querrás tal vez
- y tal vez no podrás -
Recordar, retenerme


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