Cuando te llene por última vez la
copa de vino
No me cuentes tus otras vidas
Deja tu sonrisa sin manos
Tus manos deja cerca de las mías
Cuando te suelte el pelo
No desfiles tus defectos ni
muestres las canas escondidas
Recuerda que el fuego, de todos
nuestros enemigos
Es el que menos discrimina
Cuando te baje la blusa
Deja la luz encendida
Dibujar oscuridades en tus curvas
No endurezcas en vano la carne
tibia
Deja que se hunda con la presión de
mis dedos
Que tu expresión un poco dura no
venga de ahora, sino de lejos
Y que se borre de a poco como un
sueño amanecido
Cuando te levante un poco los senos
y los contemple
No me recuerdes que dieron leche y
fueron vida
No pienses, no digas, mujer,
siéntelos en mis manos todavía
Cuando finalmente te acueste
No estés fuera mirándonos,
mirándote
No busques la toma perfecta, no te
inmuevas, no te alejes
Quédate conmigo, mírame a mí
Porque cuando ya me haya ido
querrás tal vez
- y tal vez no podrás -
Recordar, retenerme
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